sábado, 10 de diciembre de 2011

¡Tú eres mío!

 

¡Tú eres mío!

  
En unos días estaremos cerrando un año y recibiendo otro nuevo. En esta época, las personas reflexionan sobre las cosas que sucedieron, qué cosas no se lograron hacer, y hacen planes para el año entrante. Cuántos cambios surgieron en este año en lo personal, en el círculo familiar, en la comunidad, en la región, en el país, en el mundo.
En nuestra nación estadounidense se especula que la crisis financiera pudiera comenzar a mejorar. Se debaten nuevas propuestas de reformas de salud e inmigración, entre otras. Nuestra generación está viviendo momentos decisivos en lo referente a la familia, al matrimonio, la paternidad, el aborto y otras áreas que siguen socavando nuestra sociedad. Los baluartes que levantaron esta nación están siendo hoy cuestionados. Nuestros valores éticos y cristianos están siendo atacados por doquiera.
Pareciera que escucho el susurrar de esta Escritura: "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Gn. 1:2). La humanidad está desordenada; hoy a lo malo le dicen "bueno" y a lo bueno le dicen "malo". Las gentes andan vacías porque buscan respuestas donde no las hay, cuando la única respuesta está en Dios, nuestro Creador.
Pero el Espíritu de Dios se está moviendo alrededor del mundo. Se mueve a través del Cuerpo de Cristo, su Iglesia. Aun cuando pareciera que las tinieblas están por arroparlo todo, todavía está la luz de Cristo alumbrando las tinieblas. Porque Él encenderá nuestra lámpara; Jehová nuestro Dios alumbrará las tinieblas (ver Sal. 18:28).
Hay un pueblo que se levanta en el nombre del Dios Todopoderoso para traer esperanza, libertad y salvación a una humanidad que está desordenada y vacía. "El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció" (Mt. 4:16).

Cierro con una pequeña anécdota que recibí hace poco y dice así: "Mientras oraba un día, la pequeña niña preguntó, ‘¿Quién eres, Señor?'. Él contestó, ‘Yo Soy'... ‘Pero ¿quién es Yo Soy?', ella preguntó. ‘Yo Soy Amor, Yo Soy Paz, Yo Soy Gracia y Yo Soy Gozo.' ‘Yo Soy el Camino, la Verdad y la Luz... Yo Soy el Consolador, Yo Soy Seguridad, Yo Soy Refugio, Yo Soy Poder, Yo Soy el Creador, Yo Soy el Principio y el Fin, Yo Soy el Altísimo.' Con lágrimas en sus ojos la pequeña niña miró hacia el cielo y exclamó, ‘Ahora entiendo, pero Señor, ¿quién soy yo?' Entonces, Él tiernamente enjugó sus lágrimas y le susurró, '¡Tú eres mía!' .

--Lydia C. Morales es la editora de Vida Cristiana y directora del Grupo Hispano Internacional que incluye, además, la editorial Casa Creación. Está felizmente casada y es la orgullosa madre de dos hijas jóvenes, quienes son su principal ministerio.

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